Muchos de nosotros trabajamos con colegas de diferentes orígenes nacionales, étnicos, raciales y religiosos, especialmente a medida que las compañías y los equipos se vuelven más globales, y la fuerza laboral se vuelve más móvil. Si bien llegamos a conocer mejor a nuestros colegas, es imperativo no insultar ni menospreciar su herencia e historia, lo que podría provocar algún tipo de microagresión involuntaria1. Si nos educamos a nosotros mismos y a los miembros del equipo en el lenguaje inclusivo, podemos evitar los estereotipos, los insultos, las suposiciones y la información errónea.